El mito comenzó a popularizarse en el siglo XVII, con los primeros intentos para carbonatar el agua artificialmente, emulando el agua mineral gasificada naturalmente que brotaba de manantiales, ya que desde tiempos inmemoriales, se creía que tenía propiedades curativas.
Se han encontrado registros de la existencia de estos manantiales desde la era de bronce, pero fueron los romanos quienes descubrieron y documentaron la ubicación de estas fuentes naturales. El éxito en la expansión del imperio romano, se básó entre otro factores, en la habilidad para extraer y transportar agua para sus tropas.
Pero la imposibilidad de transportar el agua carbonatada mediante acueductos, hizo que surgieran villas de esparcimiento cercanas a estos manantiales, donde los romanos más pudientes se trasladaban para sanar sus males
¿Pero qué hay de cierto sobre este mito ?
A pesar de diversos estudios que se presentaron durante el siglo XX, acerca de los beneficios de beber agua con gas, no hay argumentos concretos que justifiquen su uso en tratamientos médicos.
Sin embargo salvo algunas excepciones, tampoco hay contraindicaciones para el consumo de agua gasificada, pero sí sabemos que es beneficiosa la presencia natural de minerales en ella.
Sucede que el agua absorbe grandes cantidades de minerales gracias a la acción del dióxido de carbono. En zonas montañosas con actividad volcánica subterránea, se encuentran precisamente los elementos esenciales: los minerales y el dióxido de carbono.
En Dodaro contamos con el más avanzado proceso de mineralización, que hacen que nuestras aguas tengan certificación oficial como aptas para el consumo
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